domingo, julio 11

EL RESULTADO DE HACER LAS COSAS BIEN

Qué bueno es ver campeón al que se lo merece, al que hace las cosas bien, al que busca siempre la victoria en relación a la belleza, al que juega al futbol. España se consagró por primera vez en su historia como el mejor del mundo y nadie se lo puede objetar. Por suerte ya se dejó atrás al rústico y mezquino Italia del 2006. Hoy podemos decir que la justicia, la que no suele ser característica de este deporte, se hizo presente.
En un partido apasionante en donde el conjunto ibérico fue superior a los dirigidos por Van Marwijk, la incertidumbre se mantuvo hasta el final. España como no podía ser de otra manera se encargó de la posesión del balón y de llevar las riendas del juego durante la mayoría del tiempo. Holanda quizá tomó conciencia del rival que tenía en frente y de la posibilidad tan cercana de hacerse con una copa que le es tan esquiva, por ende se encargó de romper el avance rival, de meter hasta el límite y de sacar ataques rápidos basados en la gran ofensiva que posee. Los países bajos puso la resistencia que Alemania no pudo en semifinales.
Es raro decir que un encuentro estuvo plagado de tanta adrenalina cuando hasta el minuto 116 no se había anotado ningún tanto, pero lo fue. Ambos tuvieron chances de gol en cada uno de los tiempos (hasta en el suplementario), el campeón tuvo más cantidad, el subcampeón la más clara. Robben se benefició de un exquisito pase de Sneijder y puso en jaque las esperanzas españolas por un instante. El error en su definición sumado al merito de Casillas fue clave para lo que vendría.
Cuando ya pocos lo esperaban, cuando se pensaba en lo que podría suceder en los penales, el momento más importante del futbol español apareció en los pies de Iniesta. Otra vez 1-0 y sobre el final, otro ejemplo de lo difícil que le fue ganar este mundial.
Creo que la roja estuvo al mismo nivel que frente a Alemania, solo que el rival que tuvo enfrente y la presión de semejante evento no lo hizo vencedor con tanta claridad. Holanda no fue tan fiel a su juego característico como si lo fue España. La naranja llamativamente pegó demasiado, en donde un árbitro digno para esta final hubiera mandado a las duchas a alguno ya en la primera etapa, pero así y todo no fue lo único que realizó. Mantuvo el orden, puso la actitud que se le tildo de carecerla por tanto tiempo y cuando pudo contó con la habilidad que le sobra. Podría haber ganado y nadie lo criticaría. Jugó un gran mundial, digno de estar donde está.

Los diarios de todo el mundo lo tienen en la tapa, fue la figura y anotó el gol que quedará en la historia. Andrés Iniesta se recibió, por si alguien tenía alguna duda, como estrella del planeta. Sin ser tan publicitado como otros, el cerebro volvió a demostrar que en los momentos importantes también está. Para mi gusto quien debió haber sido elegido el balón de oro- no porque Forlán no lo merezca- fue una imagen más de ese Barcelona que no solo se hace presente en cada competición de clubes sino también en la copa del mundo. Una base de ese conjunto catalán que hace tanto viene haciendo todo bien, fue lógicamente llevado a la selección. Se trabajó, se proyectó de a poco con los años y se logró, de la mano de Aragonés en la Euro 2008 y ahora con Del Bosque en el mundial, un modelo a seguir por el resto. Una forma de obrar de la que tan lejos parecemos estar. Nadie llega a la cima porque si.

Lamentablemente una final que se vio perjudicada por Howard Webb, criticado por ambos lados y por todo el público presente, debido a sus errores constantes, no termina de empañar una final que a mi entender estuvo a la altura de lo que se esperaba. Con el simple hecho de que España y Holanda salieran al campo del Soccer City a disputar el partido más importante que existe, el futbol ya había ganado. 120 minutos posteriores decretaron nada más ni nada menos, la victoria de ese plantel que nunca renunció a sus convicciones ganase o perdiese, de ese conjunto que fue de menor a mayor y rindió cuando debía hacerlo, de esos jugadores que dejaron egos de lado y conociendo sus virtudes y defectos formaron un equipo con todas las letras. 120 minutos determinaron al mejor equipo del mundo.

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