sábado, julio 3

CUATRO AÑOS MÁS

La ilusión otra vez se quedo solo en eso, en un sueño que creímos que podía ser más que posible y que hoy Alemania se encargó de demostrarnos lo contrario. Es muy complicado tratar de analizar desde la objetividad lo que la subjetividad como argentinos nos llena de amargura y tristeza por irnos de esta manera del mundial. Así mismo hay ciertos aspectos que quedaron en clara evidencia y no se pueden dejar de explicar.
A los 2 minutos de comenzado el encuentro, este se transformó en uno totalmente diferente al que cualquiera se hubiera imaginado. Todo lo que se había planeado con antelación se fue al diablo tras un error que con selecciones de primer nivel se pagan caro. De allí en adelante los dirigidos por Maradona se vieron dominados por un seguro equipo teutón que desde el marcador a su favor manejaron el balón y traspasaron la mitad de la cancha como vía libre.
Argentina se equivocó en el planteo del partido. Si bien es muy fácil con el 4-0 puesto decir por ejemplo que se tendría que haber sacado un delantero para reforzar el mediocampo o cosas por el estilo, Maradona probablemente no tomó al 100% los recaudos ante un rival que hizo lo que se esperaba. Nos abrieron la cancha, tocaron de primera, con rapidez y total practicidad para hacer por momentos que la albiceleste se viera perdida, con nuestros laterales constantemente mano a mano con Podolski y Muller, y con un incansable Mascherano corriendo solo a todos, tratando de hacer el trabajo de él y del resto. La defensa tuvo su peor actuación en el torneo y a varios pareció pesarles un encuentro tan importante, tal es el caso de Heinze y de Nicolás Otamendi, sin dudas el peor de la cancha, con errores groseros en todo momento y vital en facilitarles las cosas al contrario. No pude entender cómo se tardó tanto en reemplazarlo.
En cuanto al ataque una vez más faltaron las asociaciones y el juego en conjunto. Se dependió de las jugadas en soledad que pudieran hacer Messi, Tevez, Higuaín o Di María (desaparecido todo el mundial) para abrir la siempre segura defensa alemana. Ninguno estuvo fino y el egoísmo de varios en soltar la pelota en el momento justo fue contraproducente. Así y todo se hubiera tenido más chances si se hubieran dado cuenta de algo tan simple como dársela siempre al mejor jugador del mundo.
Si bien es cierto que no fue el mejor partido del rosarino y que agarrarla desde el círculo central con 60 metros por delante no es lo aconsejable, en un momento crítico había que tenerlo como la primera opción de pase y no como la última, cuando ya no se sabía qué hacer con el balón. Messi quedaba con algo de libertad para encarar solo un segundo, y es ahí cuando se debería facilitársela. Perder ese segundo significó perder una chance, que el crack la tome con mínimo 3 alemanes en frente nos alejó de llegar al arco rival. Igualmente Argentina mostró sus mejores cosas cuando el 10 se hizo de la posesión.

El resultado final no fue mentiroso pero queda la espina de saber que se pudo haber igualado las cosas. Me hubiera gustado que la actitud mostrada en los primeros 20 minutos de la segunda etapa, claramente el mejor momento argentino y en donde se mereció el empate, hubiera estado desde el comienzo. Durante esos minutos impusimos por única vez condiciones y temperamento de equipo grande. Lamentablemente el jugarse el todo por el todo dejó la posibilidad a Alemania de hacer lo que mejor sabe, contragolpes que terminaron con todas las esperanzas y con una goleada muy dolorosa.
Los europeos ya están en semifinales y a buena ley. Pese a la subestimación de algunos, que creyeron que por perder con Serbia no eran mucho, hoy reafirmaron su chapa de candidato. Mantienen su historia de buena defensa y cambiaron para bien qué hacer con la pelota. Quizá nosotros tenemos los mejores jugadores pero ellos tienen el mejor equipo.
A partir de ahora habrá que mirar para adelante y deliberar- aunque todavía duela solo el hecho de pensarlo- lo que vendrá en cuatro años. No sé si Maradona tendrá las fuerzas y ganas de seguir y si la AFA lo querrá en el cargo, pero sería bueno darle una revancha y con los tiempos necesarios de trabajo. Diego mostró una madurez durante la copa que en muchos momentos se dudó que pudiera haberla. Queda la sensación que recién en el mundial empezó a dominar un cargo de entrenador que le es relativamente nuevo.
Reflexionar que se hizo bien y que se debe cambiar para pasar en un futuro un quinto partido, el cual se está transformando de a poco en un estigma para todos, será lo principal. Por el momento, otra decepción y a casa, no queda mucho más que decir.

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