EQUIPOS POR SOBRE JUGADORES
Solo dos partidos nos separan de la finalización de una copa del mundo que como se preveía de antemano tuvo dotada de tintes bien especiales. Claro ejemplo es la inédita final que se vivirá este domingo, y que tendrá por primera vez en la historia de los mundiales un campeón primerizo. España y Holanda llegan al partido más trascendente de sus vidas de menor a mayor, encontrando el nivel esperado recién sobre el cierre del campeonato y sembrando serias dudas de qué podrá resultar del choque de ambas selecciones.La naranja está lejos de ser la mecánica pero la calidad de sus jugadores y la creencia en un sistema de juego instalado desde hace varios años lo pusieron merecidamente entre los dos mejores del planeta. Los hoy dirigidos por Van Marwijk no se han destacado a lo largo de toda la competencia por tener grandes actuaciones o por golear a sus rivales, de los cuales varios han sido de bajo nivel. Parecieran por momentos conformarse con ganar con lo justo, tienen lagunas durante un buen rato del juego, regalaron el protagonismo y hasta la posesión del balón en casi todos los encuentros que han disputado. Eso sí, nunca pierden el control del partido. Manteniéndose firmes en defensa y con notables profesionales de mitad de cancha para adelante como Robben, Sneijder, Van Persie y Kuit te definen con un par de toques de primera las cosas a su favor en solo unos minutos. El ataque holandés tiene una explosión poco vista en este mundial, y la cual puede ser letal para una defensa española que por momentos deja espacios para la contra.
El hecho de no llegar como favorito, pese al invicto de 22 partidos que hoy acumula, y que seguramente se asocia con las fallas históricas que la naranja arrastra en los momentos importantes, ha soltado las cadenas de un equipo que se permitió soñar en grande. Quizá no haya diferencias de talento con otras grandes camadas de jugadores que ha dado el futbol holandés anteriormente, la clave del éxito solo está en el momento que atraviesan varios de ellos y mayormente aún en la creencia en uno mismo, en que se puede triunfar y ser el mejor de todos en equipo.
Por otra parte España logró lo que varios dudaban. Cuando comenzó tropezando con Suiza en su debut mundialista los fantasmas del fracaso que sometían a la roja comenzaron a rondar. De allí en adelante hizo lo que debía hacer: ganar. La furia llegó como el principal candidato a esta copa del mundo, con una Euro a sus espaldas y el buen juego como estandarte. El juego que lo caracteriza, ese que impuso el Barca en el mundo y que se traslado hacia la selección, recién apareció hoy, en el momento que se lo necesitaba y con un rival de peso que lo merecía. Es verdad que los dirigidos por Vicente Del Bosque merecieron ganar en cada partido que jugaron, que siempre mantuvieron el control del balón, pero así y todo nunca había mostrado lo que realmente pueden dar. Quizá un poco de suerte en los contrincantes que le tocó enfrentar en octavos y cuartos le dio la posibilidad de reencontrarse consigo mismo en esta semifinal. Cuando hay mucho talento, y estos además creen y actúan en base a un funcionamiento colectivo, el éxito está garantizado.
Es imposible no comparar el bajo rendimiento alemán esta tarde con respecto al que nos propinó una goleada el sábado pasado en Ciudad del Cabo. Sin meterme demasiado en aspectos del juego y de situaciones que me llevarían a un análisis más profundo, como tampoco en un resultado abultado del cual los últimos tres goles teutones llegaron con una Argentina desesperada por el empate, esto realza aún más el rendimiento español, que atacando y defendiéndose con la pelota hoy quedó merecidamente en la historia de su país.
Creo que la frase “triunfó el fútbol” cabe perfectamente en dos selecciones que sin brillar ni mucho menos buscan mostrar lo que cualquier espectador quiere ver. Sin desmerecer las muy buenas actuaciones de Alemania y Uruguay en esta copa del mundo, están los que realmente deben estar.
La promesa de gran final ya está instalada, ahora solo depende de los 22 jugadores que salgan el domingo al Soccer City a jugar los 90 minutos de sus vidas, cumplirla.
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